Todos tenemos nuestras manías para empezar el día con buen pie, algunos necesitan un café bien caliente y otros una buena tostada crujiente. Sin embargo, tenemos malas noticias para aquellos a los que les gusten las tostadas quemadas o muy tostadas. Pues tal y como informa la BBC, científicos británicos afirman que comer tostadas quemadas puede ser malo para la salud.
Esto es debido a una sustancia química conocida como acrilamida que ha sido clasificada por la Organización Mundial de la Salud como probablemente cancerígena para el ser humano. Ya en el año 2002, se encontró por primera vez esta sustancia en los alimentos y desde entonces, los científicos han estudiado las propiedades cancerígenas de la sustancia tanto en animales (en los que se ha encontrado que efectivamente aumenta el riesgo de cáncer en dosis altas) como en los seres humanos (en los cuales su efecto todavía está siendo objeto de estudio).
La acrilamida es una sustancia química que se forma cuando los azúcares y los aminoácidos de los alimentos ricos en almidón son expuestos a temperaturas superiores a los 120ºC. Aunque freír suele ser la causa que más acrilamida acumula, también se produce durante el horneado o asado. Aunque hemos empezado hablando de tostadas, es importante comprender que las patatas también la acumulan.
El color de la tostada ya no es una cuestión de preferencia personal, sino de salud
En una nueva campaña que recibe el nombre de ‘Vamos a por el Oro’, la Agencia de Normas Alimentarias Británica pretende fomentar el consumo de tostadas de un color más dorado, tanto en tostadas como en patatas. Pues estos dos alimentos son los que más acrilamidas acumulan. Sin embargo, David Spiegelhalter, estadístico del Centro Winton de Comunicación de Riesgos, señala que tampoco tiene que cundir el pánico, pues los efectos cancerígenos se han encontrado sólo en altas exposiciones.
«Para ser honesto, no estoy convencido de que sea apropiado poner en marcha una campaña pública, sobre todo teniendo en cuenta que aún no existe ninguna orientación respecto a la cantidad de acrilamida que hace daño o cómo se beneficiaran las personas que reduzcan su consumo», dijo Spiegelhalter en un comunicado.
Cinco alimentos que solían ser perjudiciales y que ahora no lo son
No tenemos que confundir la acrilamida con los productos químicos que se producen cuando la carne se carboniza. El consumo de carnes rojas y procesadas sí ha sido relacionado con la inducción de cáncer en los seres humanos. Aunque aún se desconoce qué es exactamente lo que causa el cáncer, ni tampoco se han establecido pautas de consumo.
La cantidad de acrilamida que ingerimos mediante la dieta es un pequeño elemento a tener en cuenta para ayudar a reducir nuestro riesgo de cáncer, pero existen otros riesgos mucho mayores como el tabaco, la obesidad o llevar una dieta desequilibrada. Nuestro riesgo individual de padecer cáncer depende de la combinación de nuestros genes, el medio ambiente y el estilo de vida que llevemos. Está claro que no moriremos mañana por comernos la tostada un poco chamuscada, sin embargo, tampoco cuesta nada bajar la potencia de la tostadora y cuidarnos en salud.