Si suena el despertador el lunes a las 7 de la mañana y piensas que vas a morir, puede que no te estés equivocando. Los cambios de rutina del sueño, como despertarse muy temprano para ir a trabajar entre semana y luego dormir mucho durante el fin de semana, pueden aumentar el riesgo de desarrollar problemas metabólicos como la diabetes y enfermedades del corazón, según asegura un nuevo estudio publicado por la Sociedad de Endocrinología en la revista «Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism».
Los investigadores han reconocido desde hace tiempo que el trabajo por turnos puede contribuir al riesgo metabólico debido a la interrupción continua que sufre el sistema circadiano. Este sistema es el que se encarga de regular las funciones fisiológicas de un organismo para que sigan un ritmo regular que se repite cada 24 horas, y que se regula mediante los estados de sueño y vigilia que están asociados a los estímulos de luz, que el cerebro asocia con una mayor actividad, mientras que en la oscuridad se inhiben estas funciones.
La interrupción del sueño es un factor de riesgo para la diabetes
Los trabajadores por turnos son más propensos a desarrollar síndrome metabólico, enfermedad coronaria y diabetes tipo 2 que los empleados con turnos diurnos regulares. La interrupción del sueño es uno de los factores que ha contribuido al aumento de las tasas de diabetes y obesidad. Más de 5 millones de españoles tienen diabetes y el 17 % de los españoles adultos son obesos.
«El Jetlag social se refiere a la falta de correspondencia entre el ritmo circadiano biológico de un individuo y sus horarios de sueño socialmente impuestos. Otros investigadores han encontrado que el jetlag social, se relaciona con la obesidad y algunos indicadores de la función cardiovascular«, dijo Patricia M. Wong, de la Universidad de Pittsburgh.
Los investigadores examinaron los patrones de sueño y el riesgo cardiometabólico de un grupo de 447 hombres y mujeres que participaron en la fase 2 del proyecto Salud del Adulto y Comportamiento. Los participantes tenían entre 30 y 54, y trabajaban por lo menos 25 horas a la semana fuera del hogar. Los participantes llevaban una pulsera que monitorizaba su movimiento y su sueño durante las 24 horas del día durante una semana. Los investigadores también utilizaron cuestionarios para evaluar la dieta y los hábitos de ejercicio de los participantes.
¿Tendrá que replantearse la sociedad un cambio en los hábitos globales?
Los participantes que tenían una mayor descoordinación entre sus horarios de sueño en los días libres y los de trabajo tendían a tener perfiles pobres de colesterol, niveles elevados de insulina en ayunas, mayor circunferencia de la cintura, un mayor índice de masa corporal y además eran más resistentes a la insulina que los que tenían menos jetlag social. La asociación se mantuvo incluso cuando los investigadores ajustaron las medidas para tener en cuenta la variación en otras medidas del sueño y las conductas de salud como la actividad física y la ingesta de calorías.
«Si en futuros estudios se repiten nuestros resultados, entonces es posible que tengamos que considerar como sociedad que el trabajo moderno y las obligaciones sociales están afectando a nuestro sueño y nuestra salud«, dijo Wong.