SALUD

Las vacunas sí funcionan: desmintiendo mitos

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Los avances médicos y tecnológicos han avanzado mucho más en los últimos 100 años que en toda la historia de la humanidad. Vivimos nuestras vidas sin tener que luchar por sobrevivir a una enfermedad infecciosa mortal. A muchos, ni les suenan algunas enfermedades como la viruela o la peste, y eso se lo debemos a las vacunas.

Pero a pesar de todas las evidencias que existen sobre la eficacia de las vacunas, muchos siguen teniendo dudas y preguntas. Además, algunos se empeñan en intentar demostrar que las vacunas son perjudiciales. Pero vamos a echar la vista atrás y a intentar imaginarnos cómo era la vida cuando no existían las vacunas.

Allá por el 1800, la viruela mataba a cientos de miles de personas cada año. Hasta que un día, Edward Jenner se percató de que las mujeres que habían contraído la viruela de las vacas, que era una enfermedad mucho más leve que la viruela, no enfermaban de viruela.

Edward Jenner fue el creador de la primera vacuna

Edward Jenner fue la primera persona que relacionó que pasar por una enfermedad infecciosa leve, pero similar a una enfermedad más grave podía hacer que estuviéramos a salvo de la infección.  Actualmente es considerado el padre de la inmunología y además, fue el creador de la primera vacuna.

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Las vacunas son una especie de entrenamiento para nuestro cuerpo. Se suelen utilizar virus muertos o completamente desactivados para provocar que nuestro sistema inmune genere una respuesta contra ellos. Pero sin tener que padecer los síntomas de una enfermedad real. De esta forma, cuando el virus real entra en nuestro cuerpo, éste ya está preparado para combatirlo.

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Desde que utilizamos vacunas, la viruela ha sido erradicada y otras enfermedades como la polio, el sarampión, la tos ferina, las paperas se han reducido más que considerablemente. Todas han reducido su incidencia en más de un 80%.

Existen algunos mitos acerca de las vacunas que dañan su imagen. El ejemplo más típico es la asociación falsa que se creó entre las vacunas y el autismo.

Un estudio falso extendió el rumor de que las vacunas causaban autismo

En el año 1998, un estudio científico que se publicó en la revista «The Lancet» afirmaba que existía una relación entre el autismo y la vacuna triple vírica, la que protege frente al sarampión, las paperas y la rubeola.

Después de muchos años de investigación se descubrió que el autor del estudio, Andrew Wakefield había manipulado los datos. Pero no solo eso, también había sobornado a niños para obtener muestras de sangre. Y es que tenía intereses ocultos que le habían llevado a realizar tales fechorías.

Después de publicar el artículo que vinculaba la vacuna triple vírica con el autismo, él mismo desarrolló su propia vacuna para luchar contra estas enfermedades. Incluso llegó a recibir dinero por testificar como experto en una demanda colectiva en contra de los fabricantes de la vacuna triple vírica.

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Pero cuando que se descubrió la estafa del estudio que había publicado y todos los conflictos de intereses de Wakefield, el daño ya estaba hecho. A pesar de que «The Lancet» se ha retractado del estudio y Wakefield ha sido revocado de su licencia médica. Mucha gente creyó de verdad que las vacunas estaban relacionadas con el autismo e incluso muchos antivacunas le tratan de mártir.

El autismo es una condición neurológica que se manifiesta en la infancia y dura toda la vida. Si bien la causa del autismo es una de las grandes incógnitas científicas de hoy en día. Los científicos siguen investigando y aprendiendo cada día un poco más sobre la enfermedad y sus causas, aunque ninguna apunta hacia las vacunas.

El timerosal ya no se utiliza como conservante en las vacunas, a pesar de que se ha demostrado que no causa autismo

Otro de los argumentos que existen en contra de las vacunas son sus componentes. Mucha gente se horroriza cuando descubre que las vacunas tienen mercurio, aluminio o muchas otras sustancias químicas que ni siquiera reconocen.

Un ejemplo de ello es el timerosal, un agente antifúngico que se utiliza como conservante en los viales de las vacunas. El timerosal tiene un átomo de mercurio en su composición química, y por ello, fue el objetivo de muchos antivacunas.

El mercurio del timerosal es etil mercurio, una sustancia química que nuestro cuerpo es capaz de expulsar con facilidad. Sin embargo, no ocurre lo mismo con el metil mercurio, que se acumula en nuestro cuerpo. ¿Y sabéis qué tiene mucho metil mercurio? El atún.

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Lo bueno de usar timerosal es que con un único de vial de la vacuna podían vacunarse muchas personas. Pero a pesar de ello, en un esfuerzo de las autoridades por evitar posibles críticas contra las vacunas, el timerosal se dejó de usar como conservante en los viales. Ahora los que verdaderamente están pagando esta prohibición son los países en vías de desarrollo que tienen que pagar mucho más dinero para comprar y mantener viales de dosis única para las vacunas.

Está claro que la decisión de no vacunar está en cada uno de nosotros. Tenemos derecho a decidir. No obstante, esto sería cierto si la decisión de no vacunarse afectara sólo a los que no se vacunan. Hay una cosa que hay que tener en cuenta y que se conoce como inmunidad de grupo.

La inmunidad de grupo es un factor muy importante de la vacunación

La inmunidad de grupo es uno de los grandes beneficios de las vacunas. Se ha demostrado que si la mayoría de la población (entre un 80-85%) está vacunada contra una enfermedad en concreto, la infección tiene problemas para extenderse. La inmunidad de grupo protege a aquellos que no están vacunados.

Cuanta más gente no se vacuna más aumenta el riesgo de aparición de brotes de enfermedades. De hecho, algunas de las enfermedades que estaban prácticamente controladas, han vuelto a aparecer tras los movimientos antivacunas. Un ejemplo de ello son el sarampión o la tos ferina.

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¿Y cuáles son los riesgos reales de vacunarse? Pues efectivamente, como cualquier otro procedimiento médico, las vacunas tienen ciertos riesgos. Los riesgos más comunes de las vacunas son realmente leves: dolor de cabeza, fiebre o hinchazón en el punto de inoculación. De hecho, las vacunas son la intervención médica con el mayor ratio beneficio/riesgo que existe.

Los efectos adversos serios de las vacunas son extremadamente raros y se dan uno entre cada millón de vacunados. Eso es muy poco riesgo a cambio de todas las ventajas que nos proporcionan las vacunas. Pero es que las personas no somos muy buenos evaluando riesgos. Seguramente muchos de los que consideran que las vacunas son un riesgo para la salud, conducen sin llevar puesto el cinturón de seguridad, lo cual conlleva un mayor riesgo que vacunarse.

Igual que las enfermedades, el miedo y la desinformación se extienden rápidamente. Así que nuestro papel es informar y ayudar en la inmunidad de grupo concienciando a la comunidad de que debe vacunarse.

Las vacunas sí funcionan: desmintiendo mitos
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