Cuando llega, por fin, el día de cobrar y vemos que nuestra cuenta corriente está llena otra vez, tendemos a utilizar la tarjeta bancaria más de lo que deberíamos. No negaremos que la gratificación instantánea que sentimos cuando nos compramos aquello que habíamos estado esperando durante un mes (o incluso más) es altamente satisfactoria, incluso podría llegar a crearnos una adicción real y perjudicial para nuestra salud. Sin embargo, ¿es eso la felicidad?
Un estudio publicado en The Journal of Positive Psychology asegura que la felicidad no se encuentra en los bienes materiales, sino en las experiencias, viajes y recuerdos que creamos a lo largo de nuestra vida. Así de concluyente era el estudio, y es que no cabe duda que si todos empezáramos a invertir un poco más en nuestra vida sería lo más bello que podríamos comprar con dinero.
Las personas que hicieron compras materiales en lugar de invertir en sus propias experiencias, viajes y demás recuerdos mostraron un menor grado de satisfacción, pues se demostró que tras comprar algo que deseaban, su valor perdía valor una vez lo conseguían, por lo que su felicidad era efimera. Todo lo contrario que aquellos que gastaban su dinero en realizar viajes, actividades así como en vivir experiencias únicas. La felicidad de éstos últimos, era de mayor calidad y mucho más prolongada en el tiempo, ya que el hecho de poder recordar los sentimientos experimentados en las experiencias vividas les aportaba una mayor felicidad.
Concéntrate en lo que te hace feliz, no más popular
Aunque pueda parecer extraño, la sociedad está avanzando hacia un mundo en el que la apariencia parece ser más importante que la vida misma. La influencia que tiene la sociedad sobre nosotros es inmensamente peligrosa y sin ni siquiera darnos cuenta hace que deseemos cada vez más cosas y queramos ir siempre a la última en tendencia. Smartphones, tablets, ordenadores, coches, ropa, videojuegos, relojes…¿Es realmente eso lo que nos hace feliz?
Lo que nos diferencia básicamente de nuestros antepasados es que estamos envueltos en un mundo dominado por las redes sociales, y hoy en día, cualquier cosa que compramos es fotografiada para la auto-promoción descarada. Con eso no estamos diciendo que esté mal comprar cosas, de hecho es genial. Sin embargo, ¿debe eso ser más importante que escribir nuestra historia? ¿es más importante tener un smartphone de última generación que irte de viaje con tu familia y disfrutar de su compañía? Como veis… el estudio va cogiendo sentido.
«Nuestras experiencias son parte de nosotros mismos, mucho más que nuestros bienes materiales. Realmente se pueden recibir cosas materiales. Incluso se puede pensar que parte de nuestra identidad está conectada con esas cosas, pero no obstante siguen siendo algo diferente a nosotros. Por el contrario, nuestras experiencias son en realidad parte de nosotros. Somos la suma total de nuestras experiencias«, asegura Gliovich, profesor de psicología de la Universidad Cornell.
Cada día estamos más empeñados en comprar cosas que no necesitamos, gastar más y más dinero, que no siempre se tiene, con el simple fin de comprar objetos que pierden todo su valor en unas semanas de uso. ¿Por qué comprarse el último reloj de moda o la última prenda que es tendencia si podemos invertir ese dinero en un billete de avión a un país al que nunca antes habíamos ido?
Así pues, según el estudio, las personas que viven constantemente en una experiencia, con ganas de conocer nuevas cosas y practicando actividades que nunca antes habían practicado o que simplemente las hacen felices, son mucho más felices que el resto de consumidores inmersos en un ciclo negativo de la sociedad. Así que… ¿Qué tal si dejamos de pasar nuestra tarjeta bancaria para comprar cosas que no necesitamos y empezamos a pensar en los recuerdos que podríamos crear con un poco de ahorros adicionales y un buen viaje?