Júpiter es el planeta más grande del sistema solar y gracias a la nave espacial de la NASA, conocida como Juno, que el año pasado estuvo orbitando el planeta durante 20 meses, hemos podido ver imágenes impresionantes del planeta, de su magnetismo y de los ciclones gigantes que se producen.
Gracias a su órbita elíptica, la nave Juno ha podido rodear en varias ocasiones las regiones polares del planeta Júpiter. De hecho, se ha aproximado a unos 4.200 km de la frondosa capa de nubes del planeta. Las imágenes han sido publicadas en la revista «Science» y quizás lo que más llama la atención son las estructuras ovaladas que se sitúan sobre los polos de Júpiter.
A través de muchas secuencias de imágenes, los astrónomos han podido llegar a la conclusión de que estas estructuras ovaladas son ciclones gigantescos que pueden llegar a medir hasta 1.400 km de diámetro.
El campo magnético de Júpiter es 10 veces más fuerte que el de la Tierra
La nave ha medido la estructura termal de la atmósfera de Júpiter y ha revelado la existencia de unas señales inesperadas de acumulación de amoniaco. Esta sustancia se desprende desde la atmósfera y genera auténticos sistemas climáticos.
Juno también midió el campo magnético de Júpiter y los resultados revelan que es mucho más fuerte de lo que suponían los modelos. El campo magnético de Júpiter puede alcanzar los 7.766 gauss, lo que significa que es 10 veces más fuerte que el de la Tierra. El campo magnético de Júpiter interacciona con el viento solar y lo desvía, por lo que también se forman auroras sobre la magnetosfera de Júpiter.
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Las imágenes son tan espectaculares porque la nave Juno pudo alcanzar una posición privilegiada sobre los polos del planeta Júpiter. Su perspectiva única le permitió detectar rayos de electrones que se movían verticalmente hacia la superficie por lo que se desprende energía sobre la atmósfera superior. De hecho, los investigadores creen que esta debe ser la fuente de energía que produce las grandes auroras captadas por la nave.
«Los detectores de plasma y de partículas energéticas registraron electrones precipitándose hacia la superficie en las regiones polares, produciendo intensas auroras que pudimos observar simultáneamente gracias a los espectrógrafos de imágenes ultravioletas e infrarrojas«, comentan los investigadores.
A diferencia de lo que se pensaba hasta ahora, Júpiter interactúa con su entorno espacial de manera distinta a como lo hace la Tierra. Lo cual ha creado cierta intriga entre los investigadores que seguirán de cerca los próximos datos que facilite la nave Juno acerca del gigante gaseoso que es Júpiter y que esperamos puedan contestar a los muchos interrogantes que se han creado con los últimos descubrimientos.