Hasta ahora, se pensaba que las ranas tenían una lengua con unas características un tanto pegajosas, y que esa era la forma en la que conseguían que sus presas se quedaran pegadas a sus lenguas. Pero ahora, gracias a un nuevo estudio realizado por investigadores del Instituto de Tecnología de Georgia y que se ha publicado en la revista científica «Journal of the Royal Society Interface» se ha determinado que la clave está en su saliva.
La saliva de las ranas se comporta como un fluido no newtoniano y eso significa que se comporta diferente según la tensión que se le aplique. Un ejemplo muy típico de un fluido no newtoniano son las natillas. Estas pueden ser golpeadas con un martillo y éste rebotará como si estuviéramos golpeando un ladrillo de hormigón. Sin embargo, si posamos lentamente sobre ellas una cuchara, ésta se sumergirá en el líquido poco a poco.
Resulta que la saliva de las ranas posee la característica inusual de que puede cambiar sus propiedades durante la captura de presas. Por lo general, la saliva de los anfibios es acuosa y fluida, sin embargo, una vez que entra en contacto con el insecto y penetra en sus grietas, se convierte en un fluido espeso y pegajoso que permite a la rana atrapar a la presa y llevarla hasta su boca. En ese momento la saliva vuelve a convertirse en un fluido más líquido que le permite tragar.
La saliva de las ranas se comporta como un fluido no newtoniano
La saliva pasa de un estado a otro debido a las fuerzas de cizallamiento y esta es una de las características de los fluidos no newtonianos. Cuando la rana dispara su lengua hacia el insecto, la velocidad adelgaza la saliva hasta que choca con el insecto. Después, a medida que el líquido se ralentiza, se vuelve más viscoso que la miel y permite a la rana atrapar a la presa.
Pero la lengua de una rana esconde algunas otras curiosidades que la hacen muy eficaz. Es uno de los tejidos más suaves que existen por lo que junto a la saliva, la lengua de una rana es 50 veces más adhesiva que cualquier polímero que haya producido el ser humano. Además, según el investigador principal del estudio y profesor del Instituto de Tecnología de Georgia, Alexis Noel, su lengua también funciona como un muelle o una goma elástica. A medida que se estira para enganchar a su presa, va generando una fuerza que le permitirá volver a su posición inicial rápidamente.
Las conclusiones del estudio, a parte de fascinarnos, obviamente. Podrían tener grandes aplicaciones en el desarrollo de adhesivos artificiales, sobre todo en aquellos casos en que la velocidad entra en juego. Así que ahora ya sabes cómo consiguen las ranas que sus presas se peguen a su lengua, pero… ¿Sabías que pueden volverse vegetarianas con el calor?