Es habitual tener agujetas cuando retomamos el ejercicio después de un tiempo sin hacer nada o cuando hacemos un esfuerzo superior al que estamos acostumbrados. Este tipo de dolor muscular aparece por lo general al cabo de unas horas de haber realizado el esfuerzo físico y va incrementando su intensidad alcanzando un pico máximo a las 24 horas.
El tipo de ejercicio que induce las agujetas consiste en contracciones musculares excéntricas o lo que es lo mismo, el alargamiento del músculo que se contrae. Un ejemplo de este tipo de ejercicio es el que podemos realizar al bajar unas escaleras o una pendiente pronunciada, en este caso los músculos frontales del muslo (cuádriceps) se alargan al apoyar todo el peso de nuestro cuerpo.
Las contracciones concéntricas no generan agujetas
Otro tipo de ejercicio muscular excéntrico se realiza al entrenar con pesas, por ejemplo con unas mancuernas. Al bajar un objeto pesado lentamente de un codo flexionado hasta la posición de extensión, los músculos que mantienen la articulación flexionada realizan ejercicio excéntrico ya que la carga externa es mayor que la fuerza generada por el músculo.
Sin embargo subir unas escaleras o levantar una pesa no induce agujetas, en este caso el ejercicio que se está realizando se basa en contracciones concéntricas en las que los músculos se contraen y se acortan.
Las agujetas se consideran técnicamente como un indicador de daño muscular, la función muscular disminuye y en la mayoría de los casos las proteínas musculares aumentan en sangre, lo que indica que ha habido un daño de las células musculares. Sin embargo, parece ser que muy pocas fibras musculares son dañadas o destruidas, se calcula que aproximadamente un 1% de las fibras musculares totales.
La fascia muscular podría ser lo que nos duele realmente y no el músculo
Curiosamente, otras estructuras como la fascia muscular, que es la vaina de tejido que rodea y protege al músculo y el tejido conectivo que forma los tendones que unen el músculo al hueso parecen estar más afectados por las contracciones excéntricas.
En un estudio publicado recientemente se demostró que efectivamente la fascia era más sensible que el músculo a las agujetas y que lo que realmente nos duele cuando tenemos agujetas son las fascias y el tejido conectivo y no las fibras musculares. Aún está por determinar de que forma afectan las contracciones excéntricas al tejido conectivo que rodea las fibras musculares, se hipotetiza que al tener diferentes niveles de elasticidad, cuando el músculo se estira puede que se rompan las uniones entre las fibras musculares y el tejido conectivo que las rodea, lo que podría dañar la estructura y causar la inflamación.
También continúa el misterio del retraso que existe entre el ejercicio y las agujetas, se especula que podría deberse al tiempo que necesita el cuerpo para desarrollar una inflamación después de estas microlesiones. No parece que las agujetas sean una señal de advertencia para que no movamos los músculos afectados ya que se ha demostrado que mover los músculos con agujetas disminuye el dolor y no ralentiza la recuperación.
Existe la creencia de que para desarrollar músculos más grandes y fuertes son necesarias las agujetas, pero no existen por el momento ninguna evidencia científica que apoye esta teoría. Si que está demostrado que practicar ejercicio excéntrico aumenta la fuerza y el tamaño muscular en comparación con el ejercicio concéntrico, pero esto no está necesariamente relacionado con el daño muscular.
Las agujetas no deben alarmarnos
No debemos temer a las agujetas, puede que estemos molestos después de varios días tras realizar ejercicio intenso, pero estas desaparecen cuando se repite el mismo ejercicio excéntrico. Además si la intensidad y el volumen del ejercicio se aumenta de forma gradual se pueden minimizar las agujetas.