Según Freud, soñamos para cumplir nuestros deseos
Ya sabemos que para aumentar el rendimiento de ciertas funciones mentales es bueno dormir. Sin embargo, soñar mientras dormimos es mucho mejor. En 2010, unos investigadores descubrieron que los sujetos de una investigación sorteaban mejor un complejo laberinto si habían dormido soñando con el laberinto antes del segundo intento.
De hecho, los resultados fueron asombrosos. Los sujetos tenían 10 veces más éxito que los que solo pensaban en el laberinto despiertos entre los intentos, o los que dormían pero no soñaban con el laberinto. Los investigadores teorizan que cientos de los procesos de la memoria pueden ocurrir solo mientras dormimos y que nuestros sueños son una señal de que estos procesos ocurren.
Soñamos para recordar
Existen unos 10.000 billones de conexiones neuronales en la arquitectura del cerebro. Estas se crean a partir de lo que hacemos y de lo que pensamos. La Teoría Neurobiológica del Sueño, creada en 1983 y denominada aprendizaje inverso, sugiere que mientras dormimos y sobre todo durante los ciclos de sueño REM, el neocortex revisa las conexiones neuronales y desconecta aquellas que son innecesarias. Sin este proceso de desaprendizaje, el cerebro podría saturarse de conexiones que no le sirven para nada y los pensamientos parásitos podrían interrumpir el pensamiento que necesitas cuando estás despierto.
Soñamos para olvidar
Otra teoría de los sueños es la Teoría de la Activación Continua que propone que los sueños surgen de la necesidad constante del cerebro de crear y consolidar recuerdos a largo plazo para funcionar correctamente. Así, cuando la entrada de estímulos disminuye hasta cierto nivel, como cuando dormimos, el cerebro activa automáticamente la generación de datos a partir de sus almacenes de memoria que se presentan como los pensamientos y los sentimientos que se experimentan en los sueños. En otras palabras, los sueños podrían ser como un protector de pantalla al azar que el cerebro enciende para no apagarse por completo.
Soñamos para mantener funcionando al cerebro
También es muy común soñar situaciones peligrosas y amenazantes. La Teoría del Ensayo por Instinto Primitivo sostiene que el contenido de un sueño es significativo para su propósito. Es decir, aunque se trate de huir en medio del bosque porque te persigue un oso o de luchar contra un ninja en un callejón oscuro, estos sueños te permiten practicar tus instintos de lucha o de huida y te permiten tenerlos amano en caso de necesitarlos en la vida real. Pero tampoco tiene que ser todo siempre desagradable. Por ejemplo, también puedes soñar con tu vecina atractiva, en ese caso estarías poniendo en práctica tu instinto reproductivo.
Soñamos para ensayar
Los neurotransmisores del estrés en el cerebro están mucho menos activos durante la fase REM del sueño aunque soñemos con experiencias traumáticas. Eso llevó a algunos investigadores a pensar que uno de los propósitos del sueño es abordar experiencias dolorosas para permitir la curación psicológica. Revisar eventos traumáticos en sueños que es cuando tenemos menos estrés mental puede darnos una perspectiva más clara. Y aumentará la capacidad de procesarlos de una forma psicológicamente más sana. El estrés postraumático o un estado de ánimo alterado suelen impedir dormir con normalidad. Por ello, muchos científicos creen que la falta de sueño puede ser un factor que contribuye a esas enfermedades.
Soñamos para curarnos
Sin las restricciones de la realidad ni las reglas de la lógica convencional, en tus sueños, la mente puede crear escenarios de manera ilimitada para ayudarte a captar problemas y formular soluciones que podrías no considerar cuando estas despierto. John Steinbeck lo llamó Comité del Sueño y hay investigaciones que respaldan la efectividad del sueño en la resolución de problemas. De hecho, el químico August Kekulé descubrió de esta forma la estructura de la molécula del benceno. Y por eso a veces, la mejor solución para un problema se consigue yendo a dormir.
Soñamos para resolver problemas
Sin embargo estas son sólo algunas de las teorías más prominentes. Conforme avance la tecnología y nos permita comprender mejor la forma en la que funciona nuestro cerebro, algún día quizás podamos descubrir la razón definitiva de por qué soñamos. Mientras tanto… Sigamos soñando.