Autor original: Jordan Raine, Universidad de Sussex. La risa juega un papel crucial en todas las culturas del mundo. Sin embargo, no está claro por qué existe la risa. Si bien es evidente que un fenómeno inherentemente social, pues la gente es hasta 30 veces más propensa a reír en grupo que cuando está sola, la función de la risa como una forma de comunicación sigue siendo un misterio.
Un nuevo estudio publicado en «Proceedings of the National Academy of Sciences» que ha contado con la participación de un gran grupo de investigadores dirigido por Gregory Bryant de UCLA, sugiere que la risa puede indicar a los oyentes lo amigable que es el que se ríe o el grado de ‘amistad’. Para demostrarlo, los investigadores pidieron a varios oyentes que juzgaran el grado de amistad entre parejas de extraños y amigos en base a cortos fragmentos de sus risas. Procedentes de 24 sociedades diferentes, los oyentes fueron capaces de distinguir de forma fiable a los amigos de los extraños, en base a las características acústicas específicas de la risa.
Con el fin de desentrañar la forma en la que esto es posible y cuál es el verdadero significado de la risa, tenemos que profundizar en sus orígenes.
El pasado evolutivo de la risa
La risa espontánea, que se desencadena involuntariamente en una conversación o un evento, surge en los primeros meses de la vida, incluso en los niños que son sordos o ciegos. La risa no sólo trasciende las fronteras culturales de los humanos, también traspasa el límite de las especies: está presente en una forma similar en otros grandes simios. De hecho, los orígenes evolutivos de la risa humana se remontan a hace entre 10 y 16 millones de años atrás.
Mientras que la risa se ha vinculado a una mayor tolerancia al dolor y a la señalización de la condición social, su función principal parece ser la creación y profundización de los lazos sociales. A medida que nuestros antepasados comenzaron a vivir en estructuras sociales más grandes y complejas, la calidad de las relaciones se convirtió en algo crucial para la supervivencia. El proceso de evolución ha favorecido el desarrollo de estrategias cognitivas que ayudan a formar y mantener estas alianzas de cooperación.
La risa probablemente evolucionó de una dificultad para respirar durante un juego como las cosquillas, que fomentan un comportamiento cooperativo y competitivo en los mamíferos jóvenes. Esta expresión de la excitación compartida experimentado a través del juego puede haber sido eficaz en el fortalecimiento de los vínculos positivos, y la risa, de hecho, se ha demostrado que prolonga la duración de los comportamientos de juego, tanto en niños como en chimpancés, y tiene como propósito generar directamente las respuestas emocionales positivas tanto conscientes como inconscientes en los humanos.
La risa como herramienta social
La aparición de la risa y otras vocalizaciones primarias estuvo en un principio íntimamente ligada a lo que sentimos: sólo nos reímos cuando nos excitamos de una manera positiva, al igual que sólo lloramos cuando estamos angustiados, o sólo rugimos cuando estamos enojados. La clave para el desarrollo vino con la capacidad de vocalizar de forma voluntaria, sin experimentar necesariamente dolor, rabia o emoción positiva subyacente. Esto aumentó el control vocal, hizo posible que nuestro cerebro se hiciera más complejo, y en última instancia, fue de vital importancia para el desarrollo del lenguaje. Pero la risa (y otras vocalizaciones), también nos proporcionaron, de forma consciente, una herramienta engañosa para acelerar y ampliar artificialmente los lazos sociales, y en definitiva, aumentaron nuestras probabilidades de supervivencia.
La idea de que la risa fingida también tiene un origen evolutivo se ve reforzada por la presencia de un comportamiento similar en los chimpancés adultos, que producen imitaciones de la risa en respuesta a la risa espontánea de los demás. La risa falsa tanto de chimpancés como de los seres humanos se desarrolla durante la infancia, es acústicamente distinta de su contraparte espontánea, y cumple la misma función para la vinculación social.
Hoy en día, la risa, tanto espontánea como fingida, es frecuente en casi todos los aspectos de la vida humana, ya sea compartiendo una broma con un compañero o durante una charla amable con un colega. Sin embargo, no es equivalente en el oído del oyente. La risa espontánea se caracteriza por un tono más alto (indicativo de la excitación genuina), una duración más corta y unos cortos estallidos de risa en comparación con la risa fingida. Los investigadores han demostrado recientemente que los oyentes humanos pueden distinguir entre estos dos tipos de risa. Es fascinante, también mostraron que si vas más despacio y ajustas el tono de la risa falsa (para que sea menos reconocible como humana) los oyentes pueden distinguirla de las vocalizaciones de los animales, mientras que no pueden hacer lo mismo con la risa espontánea, cuya estructura acústica es mucho más similar a los equivalentes de los primates no humanos.
¿Amigo o extraño?
Esta diferencia audible es la que se demuestra en el trabajo de Bryant y sus compañeros. Los amigos son más propensos a producir risas espontáneas, mientras que los extraños que carecen de una conexión emocional establecida son más propensos a producir la risa fingida.
El hecho de que podamos percibir con precisión estas distinciones significa que la risa es en cierta medida una señal honesta. En la carrera de armamentos evolutivos sin fin, las estrategias de adaptación para el engaño tienden a co-evolucionar con las estrategias para detectar el engaño. Las características acústicas de la risa auténtica, por tanto, son señales útiles para los lazos que existen entre los miembros de un grupo. Esto es algo que puede haber ayudado en la toma de decisiones en nuestro pasado evolutivo.
Está claro que la imitación de la risa auténtica emocional es una herramienta valiosa para la lubricación social engañosa. No hay nada más que ser testigo de los efectos del contagio de la risa enlatada para saber que esto es cierto.
En la compleja realidad de la interacción social humana moderna, las risas son a menudo mezclas aromáticas de los tipos fingidos con los espontáneos, desdibujando aún más las fronteras. En cualquier caso, el objetivo es el mismo y es muy probable que nos convirtamos en aficionados de aquellos con los que compartimos risas extrañas.
John Cleese dijo una vez: «La risa te conecta con la gente. Es casi imposible mantener cualquier tipo de distancia o de jerarquía social cuando estás aullando de risa, incluso cuando estamos fingiendo».
El artículo ‘Orígenes evolutivos de la risa: más supervivencia que placer‘ ha sido traducido por Ciencia Today, el autor original es Jordan Raine, Investigador PhD sobre la naturaleza y la función de las vocalizaciones no verbales humanas, Universidad de Sussex. Este artículo ha sido publicado originalmente en “The Conversation“. Aquí puedes leer el artículo original en inglés.