La contaminación invisible que altera las hormonas a la que nos referimos son los disruptores endocrinos, un tipo de sustancias que pueden tener efectos muy perjudiciales para la salud humana. Hasta ahora, la Comisión Europea no había publicado una legislación que regulara su presencia.
Los disruptores endocrinos han sido considerados por la OMS como una amenaza global para la salud pública. Este tipo de sustancias se encuentran en los plásticos de las botellas o de los tuppers. Pero la verdad es que pueden estar presentes prácticamente todo lo que usamos a diario: perfumes, cremas, ollas, sartenes, etc.
Se los denomina disruptores endocrinos porque tiene la capacidad de interferir con nuestro sistema endocrino, que es el encargado de la producción y de la regulación de nuestras hormonas. Actúan como hormonas falsas desequilibrando y confundiendo a nuestro cuerpo, según afirman desde SINC.
Los disruptores endocrinos contribuyen al aumento de ciertos tipos de cáncer
Según la OMS, para que una sustancia pueda clasificarse como disruptor endocrino, debe cumplir una serie de requisitos: debe tener una función hormonal, un efecto adverso y una relación de causalidad entre ambos. Según un informe de 2012 de la OMS existen alrededor de 800 compuestos químicos que podrían clasificarse como disruptores endocrinos.
Varios estudios apuntan a que los disruptores endocrinos pueden contribuir al aumento de ciertos tipos de cáncer. Sobre todo aquellos que tienen que ver con las hormonas, como son el cáncer de mama, el de ovario, el de próstata, el de testículos y el de tiroides. Además, se han relacionado con otras enfermedades como la obesidad, la diabetes, los problemas de tiroides, el asma infantil, la infertilidad y otros problemas inmunológicos.
Las Depuradoras No Eliminan Completamente los Nuevos Compuestos Químicos
Aunque se ha demostrado la asociación entre los disruptores endocrinos y los problemas de salud en estudios en animales, es más difícil comprobarlo en el ser humano porque es muy complicado identificarlos entre los numerosos factores ambientales que influyen a nuestra salud. Además también ejercen un importante efecto sobre el medio ambiente.
El pasado 15 de junio la Comisión Europea presentó la propuesta para regular la presencia de disruptores endocrinos en biocidas y fitosanitarios. Sin embargo, esto llega mucho más tarde de lo que se esperaba pues los criterios científicos están listos desde el año 2013, pero la Comisión Europea retrasó su difusión.
Constantemente nos encontramos expuestos a los disruptores endocrinos
Un claro ejemplo de disruptores endocrinos son los parabenos. Estos compuestos se han utilizado ampliamente como conservantes en muchos productos cosméticos, farmacéuticos y alimentarios, pero desde que se descubrió la presencia de parabenos en los tumores de mama los consumidores los han desterrado. También se demostró que la exposición de células in vitro a estas sustancias químicas aumenta la actividad migratoria e invasiva de las células cancerígenas.
Muchas personas han dejado de comprar productos que contengan parabenos e incluso algunas marcas han formulado sus productos libres de parabenos y han retirado del mercado aquellos que los contenían. Sin embargo, es tan solo uno de tantos y los expertos hacen hincapié en que estamos expuestos a un ‘cóctel químico’ de diferentes disruptores endocrinos que deben estudiarse en profundidad porque pueden afectar de forma diferente a cada una de las personas.
Se desconocen los mecanismos moleculares que se esconden detrás de la acción de los disruptores endocrinos. Por ejemplo, los fenoles y los ftalatos, que se encuentran en la mayoría de los productos cosméticos, se absorben a través de la piel y se acumulan en las glándulas y en los tejidos grasos de nuestro cuerpo.
La población infantil es la más vulnerable a los efectos de los disruptores endocrinos
Todo esto empeora cuando hablamos de poblaciones infantiles, los niños están más desprotegidos en este sentido. Son más vulnerables porque no tienen la misma capacidad de desintoxicación que los adultos y todo su cuerpo se encuentra en desarrollo.
Algunas estudios llevados a cabo en mujeres embarazadas han demostrado la presencia de filtros solares y parabenos en la placenta, esto significa que pueden transmitirlo a sus fetos, aunque se desconocen los efectos. Si bien, en otros estudios se ha demostrado que la exposición del feto a los disruptores endocrinos puede aumentar el riesgo a padecer obesidad y asma en la infancia.
En lo que también coinciden todos los expertos es en que no hay que obsesionarse con los recientes descubrimientos acerca de los problemas de salud que podrían causar los disruptores endocrinos. Aunque sí consideran que tanto los científicos como la sociedad debe seguir presionando a las administraciones para que velen por la salud de los ciudadanos.