Autor original: Simon Ashley Bennett, Universidad de Leicester. Cuando nos llega la noticia de algún accidente aéreo horrible, al instante nos planteamos preguntas sobre la seguridad del avión y la amenaza del terrorismo. Pero hasta que se conozcan los hechos, no es prudente especular sobre lo que podría haber causado el accidente. Lo que sí sabemos es que hay varias causas que son más probables que otras de producir un accidente de avión.
1. Error del piloto
A medida que las aeronaves se han vuelto más fiables, la proporción de accidentes causados por un error del piloto han aumentado y ahora se sitúan en torno al 50%. Los aviones son máquinas complejas que requieren una gran cantidad de gestiones. Debido a que los pilotos se comprometen activamente con la aeronave en todas las fases de un vuelo, hay numerosas oportunidades para que esto vaya mal, desde no poder programar el ordenador de gestión de vuelo vital correctamente a calcular mal el combustible necesario.
Si bien este tipo de errores son lamentables, es importante recordar que el piloto es la última línea de defensa cuando las cosas van mal catastróficamente. En enero de 2009 un Airbus A320 golpeó una bandada de gansos cerca de la ciudad de Nueva York. Sin poder, el capitán, Chesley Sullenberger, tuvo que sopesar una serie de opciones y actuar con rapidez. Haciendo uso de su amplia experiencia de vuelo y el conocimiento de las cualidades de manejo del avión, él eligió aterrizar el avión en el río Hudson. Los 150 pasajeros que estaban a bordo del avión no fueron salvados por los ordenadores o cualquier otro sistema automatizado. Ellos fueron salvados por los dos pilotos, los mismos componentes que los tecno-entusiastas afirman que pueden ser sustituidos por los ordenadores y los controladores de tierra.
2. Un fallo mecánico
Los fallos del equipo continúan representando alrededor del 20% de las pérdidas de aviones, a pesar de las mejoras en el diseño y la fabricación de calidad. Mientras que los motores son significativamente más fiables de lo que eran hace medio siglo, todavía de vez en cuando sufren fallos catastróficos.
En 1989, una aspa del ventilador se desintegró y causó que el motor número uno de un Boeing 737-400 con destino a Belfast perdiera el control. La instrumentación, difícil de interpretar, contribuyó a que los pilotos no supieran cual de los dos motores estaba perdiendo energía. Confundidos, los pilotos apagaron el motor número dos. Sin poder hacer nada, el avión se estrelló en la pista del aeropuerto de East Midlands, matando a 47 personas e hiriendo a muchos, incluyendo el capitán y el primer oficial.
Más recientemente, un A380 de Qantas llevaba a 459 pasajeros y sufrió un fallo de motor sobre la isla de Batam, en Indonesia. Gracias a la habilidad de los pilotos, el avión aterrizó afectado pero sin problemas.
A veces, las nuevas tecnologías introducen nuevos tipos de fracasos. En la década de 1950, por ejemplo, la introducción de los aviones de reacción a presión introdujo un nuevo peligro, la fatiga del metal provocado por el ciclo de presurización del casco. Varios desastres causados por esta nueva tecnología condujeron a la retirada del modelo de los aviones Havilland Comet, en espera de los cambios de diseño.
3. Tiempo
El mal tiempo representa en torno al 10% de las pérdidas de aeronaves. A pesar de la gran cantidad de ayudas electrónicas con las que cuenta una aeronave, como compases giroscópicos, navegación por satélite y acceso constante a datos meteorológicos de tormentas, nieve y niebla. En diciembre de 2005, un vuelo de la compañía Southwest Airlines, que vuelan desde el aeropuerto internacional de Baltimore-Washington al aeropuerto internacional Midway de Chicago, intentó aterrizar en una tormenta de nieve. Se salió de la pista y se estrelló en una línea de coches, matando a un niño pequeño.
Uno de los incidentes de mal tiempo más notorios ocurrió en febrero de 1958, cuando un avión de pasajeros bimotor europeo de la compañía British Airways se estrelló al intentar despegar del aeropuerto de Munich-Riem. Muchos de los 23 muertos del avión habían jugado para el Manchester United Football Club. Los investigadores determinaron que el avión había sido reducido por el aguanieve (conocido por los pilotos como «contaminación de la pista»), que no le permitió alcanzar la velocidad de despegue. Sorprendentemente, tal vez, el rayo no sea la amenaza que muchos pasajeros creen (o tienen miedo) que es.
4. El sabotaje
Alrededor del 10% de las pérdidas de aviones son causadas por sabotaje. Al igual que con la caída de los rayos, el riesgo que plantea el sabotaje es mucho menor de lo que muchos creen. Sin embargo, se han producido numerosos ataques espectaculares e impactantes por saboteadores. En septiembre de 1970 el secuestro de tres aviones de pasajeros en Jordania fue un momento decisivo en la historia de la aviación que llevó a una revisión de la seguridad. Secuestrados por los devotos del Frente Popular para la Liberación de Palestina, los tres aviones fueron volados a la vista de la prensa mundial.
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A pesar de las mejoras, todavía los descontentos penetran el velo de seguridad, al igual que ocurrió en 2011 con el suicida del zapato, Richard Reid. Afortunadamente, el intento de Reid de derribar un avión en pleno vuelo no tuvo éxito.
5. Otras formas de error humano
Las pérdidas restantes se atribuyen a otros tipos de errores humanos, al igual que los errores cometidos por los controladores de tráfico aéreo, cargadores, encargados de la gasolina o ingenieros de mantenimiento. A veces se requieren largas jornadas de trabajo, en las que los ingenieros de mantenimiento pueden cometer errores potencialmente catastróficos.
En 1990, un reventón del parabrisas en un vuelo de la compañía British Airways casi le cuesta la vida al comandante del avión. De acuerdo con la Rama de Investigación de Accidentes Aéreos, casi la todos los 90 tornillos de fijación del parabrisas «eran de menor diámetro que el especificado». En lugar de atribuir la falta de coincidencia entre los tornillos y los agujeros a su selección errónea, el ingeniero de mantenimiento responsable de montar el parabrisas nuevo culpó a los agujeros por ser de gran tamaño. El ingeniero no había estado durmiendo bien e hizo el trabajo de reemplazo del parabrisas en un momento en el que su cuerpo prefería estar durmiendo, por lo que el juicio y el razonamiento fallaron fácilmente.
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El artículo ‘Las 5 razones más comunes por las que ocurren accidentes de avión‘ ha sido traducido por Ciencia Today, el autor original es Ashley Bennett, Director de la Unidad de Seguridad y Protección Civil de la Universidad de Leicester. Este artículo ha sido publicado originalmente en “The Conversation“. Aquí puedes leer el artículo original en inglés.