La peor tormenta solar que ha golpeado la Tierra desde que se tienen registros ocurrió en el año 1859. Se conoce como el Evento Carrington y causó estragos en el sistema eléctrico de aquella época y generó incendios en estaciones telegráficas. Se estima que una tormenta solar de este estilo se produce más o menos cada 150 años. Si una tormenta similar a la que azotó la Tierra en el sigo XIX golpeara ahora mismo seguramente traería consigo consecuencias más catastróficas, sobre todo teniendo en cuenta que actualmente somos una sociedad mucho más dependiente de la electrónica y la tecnología.
Debido a esta creciente amenaza, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca ha lanzado un Plan Nacional de Acción del Clima Espacial, en el que detalla toda una estrategia para estar preparados ante una gran tormenta solar.
Estas tormentas solares son la causa de las auroras boreales
El Sol está constantemente expulsando partículas subatómicas cargadas en forma de vientos solares, de hecho podéis ver aquí el vídeo que realizó la NASA en el que se observan las explosiones solares. Algunos de estos vientos golpean nuestra atmósfera, aunque la mayoría de las partículas que llegan son desviadas por el campo magnético de la Tierra. A este fenómeno se debe la producción de las auroras boreales. Un estudio reciente ha calculado que existen un 12% de posibilidades de que una de estas tormentas estalle en esta década.
Ya hemos tenido ejemplos de lo que podría suceder si nos sorprende una tormenta de este tipo, aunque a escala mucho más pequeña. En 1989 Canadá fue golpeado por una tormenta solar que provocó una subida de tensión en la red eléctrica, lo que provocó la paralización del sistema eléctrico dejando a millones de personas sin electricidad durante 9 horas. Si esto llegara a suceder en una escala mucho mayor, el daño sería enorme.
Una estimación sugiere que si una tormenta solar de la envergadura del Evento de Carrington golpeara la Tierra actualmente, la recuperación podría costarnos una década y todas las facetas de nuestra vida se verían afectadas, desde el transporte, la comunicación, la banca y el gobierno, ya que vivimos en un mundo de cada vez más electrónico.
De hecho, el peligro es tan grande que la Agencia Espacial Europea también está trabajando en su propio sistema de alerta utilizando científicos repartidos por 14 países de Europa. Por el momento no hay realmente mucho que podamos hacer si una tormenta así llegara a golpear la Tierra, excepto advertir a las partes de la amenaza y luego podrían prepararse cerrando los sistemas pertinentes para limitar el daño potencial.