La mayoría de las personas son diestras (aproximadamente entre un 70 y 95% de la población), una minoría son zurdos (entre el 5 y el 30%) y luego existe un número indeterminado de gente que se considera ambidiestra. Esto ocurre así en todas las poblaciones humanas de cualquier lugar del mundo.
Existen evidencias de que la genética podría ejercer cierta influencia, pero los genetistas no logran consensuar mediante qué proceso una persona es diestra o zurda. Sin embargo, existe otra teoría que parece que es la que está cogiendo más sentido que sugiere que el uso preferente de una mano u otra podría depender de mecanismos sociales y culturales.
Un desequilibrio entre cooperación y competencia en la evolución
Dos científicos de la Universidad de Northwest han publicado un estudio en el que tratan el tema. Ellos han desarrollado un modelo matemático para explicar que el hecho de que un bajo número de personas sean zurdas es la consecuencia de un desequilibrio entre cooperación y competencia en la evolución de los seres humanos.
Por ejemplo, es algo sabido por todos que algunos docentes, sobre todo antiguamente, obligaban a sus alumnos a dejar de escribir con la izquierda para hacerlo con la mano derecha. También es un hecho que en aquellas sociedades más restrictivas haya menos zurdos que en otras sociedades más permisivas.
Lo que ocurre es que cuánto más social es un animal, y por lo tanto más se coopera, más tendencia existe a seguir el lado que sigue la sociedad. Desde un punto de vista evolutivo, el hecho de que todos fuéramos diestros favorecería la cooperación y nuestro avance como especie porque podríamos compartir herramientas o imitar comportamientos de forma más fácil. Por otro lado, la competición se ve favorecida por el uso de la mano izquierda, ya que es probable que ser zurdo sea una ventaja física para luchar contra un diestro.
Esto nos lleva a preguntarnos qué ocurre con el resto de primates, ¿también se observa una tendencia a usar más preferentemente una mano que otra?
Un experto en comportamiento animal de la Universidad de Indiana, M.K. Holder, comenta que después de estar muchos años observando el comportamiento de los gorilas de montaña en Ruanda, así como de chimpancés, colobos rojos, cercopitecos de cola roja y mangabes de mejillas grises en Uganda, ha llegado a la conclusión de que estos animales establecen preferencias individuales a la hora de realizar labores manuales pero que no ha observado ninguna tendencia generalizada en las poblaciones de estos animales como ocurre en los humanos.
Bien, pues es curioso observar como una vez más, los humanos somos diferentes al resto de animales y tenemos más diestros que zurdos en nuestras sociedades.