¿Puede la tecnología desempeñar un papel importante en la eliminación de gases de efecto invernadero de la atmósfera? La primera planta industrial que capta dióxido de carbono directamente del aire se abrió el pasado 31 de mayo en Suiza bajo el nombre de Climeworks AG.
Sus creadores aseguran que esta planta puede captar alrededor de 900 toneladas de CO2 cada año, o lo que es lo mismo, el equivalente al CO2 que liberan 200 vehículos en un año. Climeworks afirma que la planta es el primer paso para alcanzar su objetivo de capturar el 1% de las emisiones mundiales de CO2, aunque para ello habría que contar con unas 250.000 plantas similares.
Según el fundador y director de Climeworks, Christoph Gebald: «Las tecnologías de emisión negativa altamente escalables son necesarias si queremos permanecer por debajo del objetivo de la comunidad internacional de evitar subir más de dos grados la temperatura global de la Tierra«.
La máquina funciona como un sistema de filtros que retienen CO2
Esta máquina se ha situado sobre una instalación de recuperación de calor residual que potencia el proceso. Los ventiladores mueven el aire a través de un sistema de filtros que captan el CO2. Cuando el filtro está saturado, el CO2 se extrae a temperaturas superiores a los 100ºC.
Una vez captado, el CO2 se utiliza para ayudar en los cultivos de verduras como los tomates y los pepinos, pero además, tiene otra variedad de usos, como por ejemplo en las bebidas carbonatadas.
La nueva planta ha sido puesta en marcha como un proyecto piloto, que durará tres años. Durante estos años, la compañía pretende lanzar otros negocios comerciales adicionales cuya intención será encontrar un nuevo destino para el CO2 capturado. «Con los datos energéticos y económicos obtenidos se podrán hacer cálculos más fiables para futuros proyectos más grandes«, asegura Gebald.
Pero la planta tiene muchas opiniones en contra, ya que hay un sector de expertos que opina que la tecnología de captura de CO2 directamente desde el aire sería mucho más eficiente si se realizara en las plantas de combustibles fósiles, donde se liberan enormes cantidades, de esta forma ya evitaríamos que el CO2 fuera liberado a la atmósfera. A parte de que sería mucho más fácil captarlo porque está mucho más concentrado.
¿Sería mejor colocar este tipo de máquinas en las plantas de combustibles fósiles?
Se estima que el coste del sistema de captura puede llegar a alcanzar los 1.000 dólares por cada tonelada de CO2 que se captura, lo que puede parecer extremadamente caro. Además de que quizás la medida de capturar CO2 del aire no debería plantearse como un sustituto para la reducción de las emisiones.
Sin embargo, no hay que olvidar que muchos ingenieros han dedicado sus vidas a desarrollar una tecnología que nos ayude a mantener las temperaturas globales a niveles controlables y que por lo tanto cualquier ayuda debe ser bienvenida.