Las esporas de las setas están flotando ahora mismo por encima de nuestras cabezas, son invisibles a la vista y se calcula que hay miles de millones moviéndose a la deriva a través del viento. Algunas esporas pueden ser perjudiciales para la salud de las personas, pero muchas otras, además de ser simplemente partículas benignas, en realidad podrían estar contribuyendo al mantenimiento de un ambiente húmedo, tanto para los hongos como para los bosques en los que viven.
Los hallazgos han sido publicados en la revista «PLOS One«, los investigadores creen que las esporas de los hongos podrían estar ayudando a las nubes que se forman encima de las setas para que empiecen a llover. Esto genera un bucle en el que la lluvia adicional ayuda a las setas a generar más esporas que son propulsadas a la atmósfera y de nuevo vuelven a producir más lluvia.
De esta forma contribuyen a mantener húmedos los ambientes en los que se desarrollan
Aunque los investigadores remarcan que no creen que esto sea una consecuencia prevista del método de reproducción de los hongos, señalan que si ayuda a mantener húmedos los ambientes en los que se desarrollan. No es la primera vez que pequeñas partículas biológicas se relacionan en la formación de las precipitaciones. También se cree que las bacterias actúan como una especie de aerosoles, que son pequeñas partículas que actúan como un núcleo de condensación de agua, que crece hasta que la gota se vuelve tan grande que cae del cielo, algo así hacen las esporas.
Para los micólogos, que es como se conoce a los que estudian los hongos, el papel de la lluvia en dispersar las esporas formadas por los hongos, era una cosa que ya se sabía. Las esporas se encuentran típicamente en los poros o branquias que tienen las setas en la parte inferior de la cabeza. A medida que se va condensando agua alrededor de la espora, ésta se desliza por sus lados y se acumula como una bola de agua en su base. Finalmente, la gota de agua llega a ser tan grande que cae fuera de la espora, el desplazamiento de la gota de agua es tan grande que la espora se catapulta en el aire.
A medida que el agua se evapora y se levanta, las esporas se van con ella, por lo que se envían toneladas de esporas en el aire, que serán transportadas por las corrientes. Los científicos quisieron probar si estas esporas podían influir en la formación de la lluvia. Para ello, recogieron las esporas de diferentes hongos y los colocaron en una cámara en la que se podía controlar la humedad y observaron como se forman gotas de agua sobre las esporas utilizando un microscopio electrónico de barrido ambiental.
Podría suponer el efecto contrario
Encontraron que los azúcares de la superficie de la espora atraen y retienen el agua del ambiente. Cuando la humedad relativa supera el 100% que es lo que ocurre en las nubes sobresaturadas, y que es suficiente para que empiece a llover, el agua condensada en la espora formaba grandes gotas. Esto sugiere que la producción de esporas podría tener un impacto significativo en la formación de las gotas de agua en los bosques donde típicamente viven estos hongos.
Mientras esto podría significar la formación de un bucle de retroalimentación positiva, en el que hay muchas nubes. Si las condiciones ambientales cambian, podría provocar el efecto contrario. Si las nubes no se forman, o si las lluvias se reducen, se produciría la atrofia de los hongos. Esta reducción de la cantidad de esporas liberadas en la atmósfera podría exacerbar la frecuencia de las sequías en un circuito de retroalimentación opuesto.