Cada una de las células de nuestro cuerpo contiene una copia de nuestro material genético o lo que es lo mismo, de nuestro ADN, y éste es único para cada persona. Se cree que todas las células van adquiriendo mutaciones en su material genético a través del transcurso de la vida, las mutaciones son cambios aleatorios que se producen en ese ADN y que a veces pueden tener consecuencias desagradables.
Existen muchos factores externos que pueden dañar nuestro ADN debido a la aparición de mutaciones, algunos ejemplos muy claros son el sol y el tabaquismo. Pero estas mutaciones no sólo se producen por desencadenantes ambientales, debido a que las células están constamentemente creciendo y se dividen, los factores internos también provocan mutaciones. Estas se producen de forma parecida a un reloj y se correlacionan con la edad de la persona, de tal forma que cuanto más viejos somos, más mutaciones adquirimos.
Si se consiguiera ralentizar el reloj ¿podríamos disminuir el riesgo de padecer cáncer?
El ADN de las células cancerosas ha sido la clave para estudiar estos relojes moleculares. Trabajos previos habían determinado que las mutaciones a menudo dejan huellas moleculares en el genoma de las células cancerosas, lo que se ha denominado «firma mutacional». Los investigadores del estudio que nos ocupa, han descubierto no solamente uno, si no dos de estos procesos relacionados con los «relojes» internos de nuestras células que determinan las mutaciones y además han determinado la velocidad en la que se forman.
El tic-tac constante podría ser responsable de muchos tipos diferentes de cáncer e incluso podría tener un papel importante sobre el envejecimiento. También se cree que si el reloj se ralentiza podría disminuir el riesgo de desarrollar cáncer.
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El Dr. Ludmil Alexandrov, co-autor del artículo que ha sido publicado en «Nature Genetics», comentó «Este es un hallazgo muy emocionante, ya que resuelve un largo problema. No sólo hemos demostrado que existen relojes moleculares de mutaciones, si no que existen dos procesos separados de estos relojes que están constantemente degradando el ADN. Cómo de rápido pueden estos relojes determinar el envejecimiento de una célula y la probabilidad de que llegue a ser cancerosa«.
Los científicos comenzaron mirando las secuencias de ADN de más de 10.000 muestras de cáncer individuales, que representan 36 tipos diferentes de la enfermedad. A partir de esta información, descubrieron poco más de 30 «firmas» de mutaciones o lo que es lo mismo, diferentes tramos de ADN con distintos patrones de mutaciones que conducirían a la formación de cáncer. Además, dos de ellos tenían características similares a un reloj: existía correlación entre el número de mutaciones que existían dentro de la muestra y la edad de la persona de la que fue tomada, a estos datos se los denominaron «firma 1″y «firma 5».
Cada célula tiene su propio ritmo
Debido a este ritmo constante en el que las mutaciones se van acumulando, los investigadores fueron capaces de volver hacia atrás, a cuando la célula estaba sana y calcular cuantas mutaciones había sufrido antes de convertirse en una célula cancerosa. Si bien encontraron que las firmas 1 y 5 adquirieron mutaciones a ritmo constante, el ritmo no sólo era diferente entre las dos firmas si no también entre los tipos de células. De esta forma, la tasa de mutación o la velocidad que marcaba el reloj fue mayor para la firma 1 en el estómago y las células colorrectales, pero más baja en las células de mama.
Los investigadores están aún por determinar si estos relojes mutacionales marcan la misma velocidad para todos nosotros o si cada uno estamos yendo a nuestro propio ritmo. Pero al menos en teoría, si los médicos pudieran calcular la velocidad en la que ocurren estas mutaciones, podrían predecir el tiempo en el que nuestras células se convierten en cancerosas. No sólo eso, si no que también se podrían planterse como ralentizar esos relojes.
