No hace mucho nos preguntábamos qué pasaría cuando los antibióticos dejaran de funcionar. La última línea de defensa del mundo contra las bacterias causantes de enfermedad acaba de conseguir un nuevo guerrero: la vancomicina 3.0. Su precursor, la vancomicina, ha sido utilizada desde 1958 para combatir infecciones peligrosas como Staphylococcus aureus resistente a la meticilina. Pero a medida que esta fue perdiendo eficacia frente a según qué bacterias resistentes, los científicos intentan diseñar versiones más potentes de la vancomicina.
Ahora, esta versión 3.0 de la vancomicina tiene un enfoque único en tres frentes para matar a las bacterias lo que podría ser una gran herramienta para la lucha contra las bacterias resistentes y podría ayudar a los científicos a desarrollar unos antibióticos más duraderos.
Según comenta Scott Miller, químico de la Universidad de Yale y que no ha participado en el estudio: «Este descubrimiento es bastante especial. Es realmente la culminación de un esfuerzo que ha costado décadas«.
La vancomicina actúa impidiendo la formación de las paredes bacterianas
La vancomicina hace tiempo que es considerada como el antibiótico de último recurso, ella destruye bacterias porque impide que estas formen sus paredes celulares correctamente. Este antibiótico se una a los fragmentos de las proteínas que formarían las paredes celulares de la bacteria. En concreto la vancomicina se une a los péptidos que terminan en dos copias del aminoácido D-alanina.
Pero debido a que las bacterias van evolucionando y desarrollando nuevas formas de supervivencia, muchas bacterias resistentes ya reemplazan los aminoácidos D-alanina por ácido D-láctico, lo que reduce drásticamente la capacidad de la vancomicina por unirse a su objetivo.
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Actualmente, la resistencia a la vancomicina se ha extendido, por lo que las infecciones peligrosas de enterococos o Staphylococcus aureus resistentes a la vancomicina son cada ves más comunes. Por ello, investigadores del Scripps Research Institute de San Diego, en California, comenzaron a sintetizar nuevas versiones de vancomicina que se unen tanto a péptidos acabados en D-alanina como a los que terminan en D-láctico.
Otros grupos de investigación también han hallado nuevas formas de luchar contra las bacterias usando nuevas formulaciones de la vancomicina, una alteración permitió hallar una forma novedosa de detener la construcción de la pared celular y otra técnica permitió abrir una fuga en la membrana de la pared externa lo que llevó a la bacteria a la muerte.
El superantibiótico es 25.000 veces más potente que su predecesor, la vancomicina
Ahora los científicos han logrado un análogo de la vancomicina que reúne las tres armas para luchar contra las bacterias resistentes. Este antibiótico es 25.000 veces más potente que su predecesor contra bacterias como los enterococos o Staphylococcus aureus. Después de 50 rondas de exposición al antibiótico, este seguía matando a las bacterias resistentes, lo que sugiere que este fármaco podría ser mucho mas duradero que los antibióticos actuales.
«Los organismos no pueden trabajar simultáneamente para desarrollar una forma de evadir tres mecanismos de acción diferentes. Incluso cuando son capaces de encontrar solución a una de las estrategias, las otras dos se encargan de eliminar a la bacteria», afirma Miller.
Según explica Miller, a menudo los antibióticos se encuentran a base de ensayo-error. Los investigadores van probando nuevos compuestos para ver si detienen el crecimiento bacteriano. Pero esta vez ha sido diferente, porque se han unido diferentes formas de atacar a un microorganismo lo que muestra el poder que tiene el desarrollo de nuevos antibióticos de forma racional, para conseguir una estrategia que ataca a las bacterias donde muestran su debilidad.
A pesar del éxito, el fármaco aún no está listo para su uso en humanos. Primero, los investigadores quieren encontrar una forma de simplificar el proceso de fabricación, para poder abaratar costes. Una vez esté listo, se harán las respectivas pruebas en animales y posteriormente se llevarán a cabo los ensayos en humanos. Si finalmente consigue llegar al mercado, contaremos con una gran arma en la última línea de defensa de la humanidad contra las infecciones peligrosas.