La enfermedad de Alzheimer es una condición realmente aterradora, es una enfermedad que difícilmente se detecta temprano y que además no tiene cura. Actualmente no existe ninguna prueba que pueda proporcionar un diagnóstico preciso.
La capacidad de poder identificar la enfermedad de forma temprana sería de gran ayuda para los médicos, ya que podrían estudiar con profundidad cómo comienza y progresa la enfermedad. Un nuevo estudio, que ha sido recientemente publicado en la revista «Science«, espera hacer precisamente eso, al estudiar la red de navegación del cerebro.
En especial se ven afectadas las áreas relacionadas con la memoria
No se sabe cuando comienza el proceso que causa la degeneración de las células del cerebro, también conocido como atrofia neurológica, tan característica del Alzheimer. Pero sí se conocen a la perfección los síntomas: agresividad, paranoia, alucinaciones, delirios, problemas para el razonamiento lingüístico, movilidad obstaculizada y lapsos de memoria a corto y largo plazo.
Esta atrofia neurológica reduce la eficacia de las células nerviosas sanas (neuronas) y se van destruyendo gradualmente con el tiempo. En particular, se ven especialmente afectadas el área asociada con pensamientos de procesamiento y la región responsable de la memoria.
El año pasado, el Premio Nobel de Medicina o Fisiología fue concedido a los investigadores que descubrieron un nuevo componente del cerebro responsable de la navegación: las denominaron «células de rejilla» y son capaces de crear mapas mentales que nos permiten navegar por el espacio sin ningún tipo de pista visual. Las neuronas que componen esta red se encuentran en un patrón triangular dentro de una región del cerebro responsable de la memoria y la navegación, la corteza entorrinal. Los que sufren de atrofia progresiva por la enfermedad de Alzheimer también tienen un riesgo elevado de tener esta corteza dañada.
Los investigadores pensaron que quizás la dificultad de los pacientes con Alzheimer de navegar a través del mundo que les rodea, podría ser el resultado de los daños que ha sufrido la red de rejilla. Para probarlo, seleccionaron un grupo de personas entre 18 y 30 años, a los que se les hizo navegar por un laberinto virtual mientras estaban conectados a un escáner de resonancia magnética nuclear que controlaba la actividad cerebral mediante el seguimiento del flujo sanguíneo.
El diagnóstico precoz de la enfermedad podría ayudar a los pacientes
El grupo estaba dividido en dos subgrupos: uno estaba constituido por aquellos participantes que poseían el marcador genético para la enfermedad de Alzheimer y el otro grupo (el grupo control) no lo tenía. Ninguno de los sujetos tenía síntomas de enfermedad de Alzheimer. Los que tenían el marcador mostraron tener una menor actividad neurológica en la red de rejilla. Sin embargo, ambos grupos completaron las tareas asignadas, por lo que aunque el primer grupo tenga menor actividad cerebral en la red de rejilla, está claro que utilizan otras partes del cerebro para ayudarse.
De cualquier manera, esta prueba podría ser utilizada como un nuevo método de detección precoz de la enfermedad de Alzheimer. La identificación de los pacientes potenciales muchas décadas antes de que la enfermedad comience en serio, podría serles de gran ayuda.