El descubrimiento de los antibióticos supuso un antes y un después en la medicina, de hecho, fue el avance médico más importante del siglo XX. Pero actualmente todo ha cambiado y nos encontramos ante una situación crítica en la cual las resistencias a los antibióticos van en aumento. ¿Qué pasará cuando los antibióticos dejen de funcionar?
Desde el descubrimiento de la penicilina en el año 1941, hemos sido capaces de combatir a la mayoría de las bacterias que hasta ese momento causaban enfermedades mortales para el ser humano. Cuando una epidemia azotaba a la humanidad, la población se reducía a la mitad, y eso se ha visto con enfermedades como el tifus, la peste o la tuberculosis.
Además, los antibióticos han permitido el éxito en muchos otros procedimientos médicos tales como el trasplante de órganos, las intervenciones quirúrgicas seguras y el tratamiento del cáncer, entre muchas otras. Sin embargo, el uso, o el abuso, que se está haciendo actualmente de los antibióticos ha dado lugar a lo que llamamos resistencia a los antibióticos. Y es que aquellas bacterias que pretendemos eliminar han desarrollado la capacidad de ser ‘inmunes’ a los antibióticos, y por lo tanto, no se mueren, y resisten el tratamiento.
El abuso de los antibióticos puede tener graves consecuencias
Las bacterias también están sometidas a las leyes de la selección natural, por lo que las que consiguen adaptarse son las que sobreviven, y eso es lo que ocurre con la resistencia a los antibióticos. Las bacterias que consiguen sobrevivir a un tratamiento con antibióticos son aquellas que serán resistentes y cuando más los usamos más agravamos la situación.
Se abusa de los antibióticos en las consultas del médico de familia, en los hospitales, pero también en la agricultura, y como consecuencia los antibióticos entran a formar parte de la cadena alimentaria. Los antibióticos constituyen una de nuestras mejores armas para luchar contra las enfermedades pero no podemos seguir usándolos como hemos hecho hasta ahora porque podría tener graves consecuencias para nuestra salud.
Un Simple Tratamiento con Antibióticos puede Alterar nuestra Flora Intestinal durante un Año
Algunos de los ejemplos de resistencias a antibióticos son: Staphylococcus aureus resistente a la meticilina, Enterococcus resistente a la vancomicina, y Enterobacteriaceae resistente al carbapenem. De hecho esta último ya es resistente a múltiples antibióticos, por lo que ya se la considera una bacteria superresistente.
Por desgracia, debido al creciente aumento de bacterias resistentes y a la falta de nuevos antibacterianos, podríamos estar a la vuelta de la esquina de una nueva era sin antibióticos. Si pensamos en las técnicas que se utilizaban para tratar las infecciones antes de que aparecieran los antibióticos, puede que nos horroricemos. Estamos hablando de derramamientos de sangre, sanguijuelas, bromo y mercurio tópicos… Todo un catálogo de técnicas más que cuestionables. Por no hablar de los efectos secundarios que tenían algunas de ellas.
Las bacterias resistentes a los antibióticos ya matan a más de 25.000 personas al año
Algunas de estas terapias antiguas se conservan hoy en día, sobre todo los remedios procedentes de diferentes tipos de hierbas o compuestos naturales. Y sin duda en este campo, el que mejor resultados ha tenido ha sido la miel. Su alto contenido en azúcar puede deshidratar a las células bacterianas, su acidez inhibe el crecimiento y la división de las bacterias. Además, el contenido en la enzima glucosa oxidasa convierte el oxígeno en peróxido de hidrógeno que mata a las bacterias.
Sin embargo, este tipo de terapias alternativas no son tan fiables, seguras y efectivas como las terapias antibacterianas modernas que existen hoy en día para luchar contra las infecciones bacterianas. Aunque estas podrían estar agotándose, debido al mal uso que hacemos de los antibióticos. Ya son más de 25.000 personas mueren cada año sólo en Europa como consecuencia de bacterias resistentes a los antibióticos.
¿Te estás preguntando qué pasará cuando los antibióticos ya no funcionen? Tan sólo tienes que echarle un vistazo a algún libro antiguo de medicina para descubrir cómo es un mundo sin antibióticos en el que las bacterias son una de las causas principales de muerte.
Pero además, hay que tener en cuenta que nuestras sociedades han cambiado desde que aparecieron los antibióticos. La población mundial ha aumentado y la globalización ha provocado que de cada día vivamos más juntos unos de los otros, las ciudades son muy grandes y las personas abandonan las zonas rurales para llegar a los núcleos urbanos. Todo ello nos hace más vulnerables a sufrir enfermedades y contagiarnos unos a otros.
Sin antibióticos, algunas de las enfermedades que hemos conseguido controlar volverán a acecharnos: hablamos de la tuberculosis o de las neumonías. Realizar cualquier tipo de intervención quirúrgica supondría un riesgo mucho mayor. Sería imposible plantearse realizar cualquier trasplante ya que sin antibióticos, someter al individuo a una inmunosupresión para que su cuerpo no rechace el nuevo órgano, implicaría dejarlo sin ningún tipo de barrera de defensa para luchar contra los microorganismos.
Si definitivamente los antibióticos dejaran de funcionar, el mundo podría dejar de ser tal y como lo conocemos ahora. Quizás ya no nos saludaríamos con un abrazo o un buen beso, por miedo a transmitirnos enfermedades. Dejaríamos de usar aviones o trenes, quizás siempre utilizaríamos mascarillas o los diseñadores del futuro se centrarían en los trajes de contención biológica. Todo puede ser. Aunque nos parece mucho más lógico centrarse en desarrollar medidas para evitar que la resistencia a los antibióticos vaya en aumento.
Se buscan soluciones para evitar un mundo en el que los antibióticos no funcionen
Como alternativas al uso de antibióticos convencionales se están desarrollando diferentes terapias. Una de ellas incluye a un tipo de virus que se conocen con el nombre de fagos, y son unos virus que matan bacterias específicamente. También se está intentando ‘debilitar’ de alguna forma a las bacterias para que sea nuestro propio sistema inmune el que se encargue de eliminarlas.
Descubrir un nuevo antibiótico no es algo muy frecuente, y los nuevos métodos necesitan mucha más investigación para salir adelante. Y por desgracia, la investigación para conseguir nuevos antibióticos o para mejorar los que ya existen es algo que no tiene mucha tirada para los inversores.
A parte de utilizar de forma adecuada los antibióticos, siempre prescritos por personal facultativo y respetando los días de tratamiento es importante aplicar medidas para evitar su uso. Para ello es necesario mejorar la higiene de la población en general, evitando infecciones con una buena manipulación de los alimentos y una buena rutina de lavado de manos. Por último, también es importante contar con la inmunidad adecuada, mediante el uso de vacunas.
¿Realmente aportan los probióticos algún beneficio para la salud?
Aunque de forma lenta, parece que de cada vez más gente es consciente del daño que podemos hacernos a nosotros mismos si seguimos con esta actitud frente al uso de antibióticos. También ya son muchos los países que buscan soluciones para evitar un mundo en el que los antibióticos no funcionen.