Seguro que no soy la única a la que el tiempo le va pasando mucho más rápido según me hago mayor. Es increíble lo rápido que pasan los días últimamente. Y pensar que antes, cuando era niña, un verano me parecía una eternidad y ahora, se ha acabado en dos días. ¿Por qué será que nos parece que el tiempo pasa más rápido a medida que vamos envejeciendo?
Para empezar, está claro que percibimos el tiempo de una forma relativa. La idea es que percibimos el tiempo en proporción del tiempo que ya hemos vivido. Para un niño de dos años, un año representa la mitad de su vida (el 50%), sin embargo, para un adulto de 20 años, un año representa el 5% por lo que se percibe como un periodo de tiempo más pequeño.
La ciencia no se ha mantenido callada al respecto y actualmente existen dos teorías que podrían explicar esta sensación que tenemos de que el tiempo nos pasa volando. La primera teoría sostiene que es debido a una ralentización de nuestro metabolismo. Al hacernos mayores e ir envejeciendo, nuestro metabolismo se ralentiza, nuestro corazón late más lento y nuestra respiración también es más lenta.
El tiempo pasa mucho más deprisa cuando envejecemos porque nuestro cerebro tiene que procesar menos información
Sin embargo, cuando somos niños ocurre todo lo contrario, nuestro corazón late muchas más veces y respiramos más acelerados. Esto se traduce en que en un mismo periodo de tiempo nuestro cuerpo realiza muchas más acciones, algo que podría interferir en la forma en la que percibimos el tiempo, pareciendo que ha pasado más tiempo.
Por otro lado, la segunda teoría afirma que el hecho de percibir que el tiempo pasa mucho más deprisa cuando envejecemos depende de la cantidad de información nueva que nuestro cerebro procesa. Cuando nos enfrentamos a una situación totalmente nueva, nuestro cerebro tiene que procesar una gran cantidad de estímulos nuevos, con los que nunca antes ha lidiado. Eso se traduce en que necesita más tiempo para procesar toda esa nueva información y por lo tanto, nosotros tenemos la sensación de que ha pasado mucho más tiempo.
Algo parecido ocurre cuando vamos y volvemos de un sitio a otro por el mismo camino, es normal que la ida se haga más larga que la vuelta, porque tu cerebro al volver ya no tiene que procesar tanta información, ya la tiene almacenada y accesible. Esta teoría también ofrece una explicación al fenómeno que ocurre en los momentos previos a un accidente en el que las personas afirman que todo a su alrededor se ha ralentizado.
De hecho, nuestro cerebro registra con mucho detalle esas situaciones nuevas a las que se enfrenta y es por eso que también nos parece que todo va mucho más lento. Pero en realidad no es que el evento suceda de forma lenta, si no que nuestro recuerdo del evento está cargado de información que hace que lo percibamos de una forma más lenta.
Cuanto más familiarizados estemos con nuestro entorno más rápido pasará el tiempo
Esta teoría sirve para explicar por qué cuando envejecemos nos parece que el tiempo pasa mucho más rápido. Cuando nos vamos haciendo mayores, más familiarizado tenemos nuestro entorno. Nuestro cerebro ya no procesa el entorno de nuestro hogar o de nuestro lugar de trabajo, porque ya lo tiene más que visto. Sin embargo, para los niños el mundo en general es un lugar poco conocido y que a menudo está repleto de nuevas experiencias que procesar.
Los niños necesitan procesar mucha más información y por lo tanto sus cerebros están continuamente configurando sus ideas mentales del mundo que les rodea. Este hecho hace que parezca que para los niños el tiempo pasa mucho más lentamente que para los adultos.
Así que, según nos familiarizamos con nuestro entorno y nuestro día a día, más rápido nos parece que pasa el tiempo. Desde luego, yo no sé a ti, pero a mi me desaparecen las semanas y los meses a una velocidad vertiginosa.