Recuerda: Realmente es mejor tener mala memoria
Autor original: Robert Nash, Universidad de Aston. No es raro escuchar a personas deseando tener una memoria mejor. «Si yo no fuera tan olvidadizo», se les oye quejarse. «Si tan sólo pudiera recordar de forma fiable la contraseña del ordenador, y que el nombre de mi vecina es Sara, y no Sandra.» Si esto te suena familiar, entonces el autor sabe cómo te sientes. Como psicólogo que estudia la ciencia de los recuerdos, es especialmente embarazoso para el autor que su memoria sea tan terrible. Cuando le preguntan si ha tenido un buen fin de semana, a menudo tiene dificultades para recordar de inmediato los detalles suficientes como para proporcionar una respuesta.
Pero precisamente por eso también soy muy consciente de que los defectos de nuestra memoria, a pesar de todo lo frustrantes e incómodos que puedan ser, son algunas de sus características más importantes. La memoria humana no es como un dispositivo de grabación que captura y preserva el momento, o un disco duro del ordenador que almacena el pasado con gran precisión. En su lugar, la memoria humana guarda solamente lo esencial de un evento, a menudo con un lado sano de ego-adulación y un analgésico para la mañana siguiente.
Considera el tipo de cosas sobre las que particularmente fallamos en recordar con precisión. En un estudio, se pidió a un grupo de estudiantes universitarios que recordarán sus notas de sus estudios de secundaria. Los estudiantes fueron informados de que el investigador tenía pleno acceso a sus registros oficiales, por lo que estaba claro que no era necesario distorsionar la verdad.
‘La memoria nos da una versión distorsionada del mundo más optimista’
Los estudiantes no recordaron una quinta parte de sus calificaciones, pero no todas las notas eran olvidadas por igual. Cuanto más alta era la nota, más probable era que los estudiantes lo recordaran. Los sobresalientes fueron los que más recordaron los estudiantes, mientras que los suspensos fueron completamente olvidados. En general, los estudiantes fueron mucho más propensos a recordar sus calificaciones cuando eran buenas, que cuando eran malas.
Resultados como éstos ilustran cómo lo que olvidamos puede ser como un auto-servicio, un apoyo a nuestro bienestar que nos ayuda a sentirnos bien con nosotros mismos. En otros casos, no recordar ciertas cosas puede ayudarnos a proteger nuestra creencia en la imparcialidad y la justicia.
En un estudio canadiense, los participantes leyeron sobre un hombre llamado Roger, que había ganado varios millones de dólares en la lotería. Algunos participantes entendieron que Roger era un hombre que trabajaba duro y era amable con los demás: un hombre que merecía plenamente su victoriosa suerte. Otros participantes entendieron que Roger no se lo merecía: un hombre perezoso que se quejaba mucho, y que nunca sonreía. Cuando se les preguntó exactamente cuánto dinero había ganado Roger, los que creían que no se lo merecía recordaban que el premio era más bajo de lo que en realidad era y los que creían en él lo recordaban más alto.